martes, 5 de julio de 2011

Ambar.

Esta es la historia de Ambar, parte de su historia en verdad. Una historia que empecé a escribir hace un tiempo, y a medida que me va surgiendo, la voy siguiendo. Por eso Ambar sufre cambios emocionales en el texto y se ven distintas etapas, porque no la escribí de corrido sino que fue creciendo conmigo a lo largo de estos meses. Esto es lo que escribí hasta ahora...

"Ambar sabía que él no la quería, pero no quería decirlo en voz alta, por las dudas, por si alguien pudiera estar escuchando. Prefería guardarse el secreto, y llorarlo por las noches. A veces lloraba bajito, algunas más fuerte, y otras veces prefería reprimir el llanto. Era una chica simple, alegre, llena de vida. Pero tenía el corazón roto, roto, roto y roto.
Disimulaba… ¡ay qué bien que lo hacía! Le encantaba ir por ahí dando consejos que ella nunca podía cumplir en su propia vida, pero con la esperanza de que los demás pudieran hacerlo. Y no por hipócrita, sino por desgraciada. Porque era muy triste verla así, deambulando por ahí buscando otros corazones rotos para poder reparar.
 Siempre se enamoraba de ellos, de otros desgraciados como ella. Y lo hacía puesto que quería cuidarlos, curarlos, y quedárselos. Pero infortunadamente, cada vez que lograba sanar a uno, este se le escaba. Una vez que estaba repuesto, decidía retomar su camino, sin ella, claro. Y qué podía hacer Ambar? No tenía otra opción más que quedarse del otro lado, mirando como el otro corazón, ya curado, se iba con otro sano sanito.
Era socia vitalicia del “Boulevard de los sueños rotos”. Y era loco, porque era una linda chica, y le encantaba seducir y ser seducida. Era coqueta, le gustaba estar siempre presentable y hermosa para ella y para los demás.  Pero aun así, aun pudiendo estar con otras personas, no podía olvidarse de él. De ese que le quitaba el aliento, el que alguna vez le hizo sentir amor. Quien había estado junto a ella durante un tiempo, y quien fuera el ladrón y asesino de su pobre corazón.
Y ella lo quería tanto…pobrecita ella. Pobre ilusa siempre al pie del cañón, esperando cualquier tipo de señal que proviniera de aquel muchachito de ojos verdes. No había forma de hacerla entrar en razón, no la había. Ella ya había hecho un pacto, y siendo que no le gusta faltar a su palabra, no dudaba en cumplir la promesa. Ya había jurado, estar con él cuando él la necesitara, ya había prometido, no dejarlo nunca, y ayudarlo en todo lo que estuviera a su alcance, y hasta cuando no lo estuviera, insistir y persistir hasta el cansancio.
Cuando lo veía, todo su cuerpo saltaba de alegría. Cuando a veces él quería tocarla, si bien ella sabía cuáles eran las verdaderas intenciones de ese chico, se contentaba, se contentaba tanto que casi que lloraba de alegría. Ambar sabía que no era su piel la que él quería acariciar, ni su cuerpo con el cual quería entrelazarse. Sabía que sólo era su descarga, pero aun así temblaba con cada roce. Si algo había aprendido – para su lamento – era a ocultar sus sentimientos y sus emociones. Le gustaba verlo dormir, le gustaba tenerlo cerca.  Le encantaba actuar como si nada pasara, y cuando él no la veía, ella sonreía y se regocijaba. Ay chiquita… tanta pena que das así de ilusa.
Cuanto lo querés Ambar… ¿Cuánto podés querer a una persona? Tanto como para andar así, actuando durante tanto tiempo. Ocultando tus lágrimas, forzando tus sonrisas, reprimiendo besos, regalando consejos… ¿Cómo podés escucharlo hablar así de ella? ¿No te duele? ¿Sí? Y ¿Por qué lo hacés?...Dejá de lastimarte, linda, por favor te lo pido. Dejá de actuar, sacate la máscara, alejate de ese infierno que tan atrapada te tiene…no puede terminar bien Ambar…no va a terminar bien…




Y decime, Ambar, ¿Cuándo él no está? ¿Qué se siente? ¿Qué sentís cada vez que te vas de esa habitación? Cualquiera sea donde hayan dejado restos de tu noche para recordar y su noche para el olvido…. ¿Qué se siente? Cuando ves esa cama deshecha… cuando ves todo a la luz del día, cuando el efecto de los excesos se fue y todo parece estar más calmo y a la vez más frio…cuando sus manos ya no te buscan ni sus ojos te ven. Cuando es hora de volver a las calles infinitas y los caminos paralelos… ¿Qué hacés? Yo sé que te gusta seguir de largo, no mirar atrás y actuar indiferente, seguir caminando sin ver lo que dejaste hace un rato en ese lugar. ¿Realmente es tan terapéutico? A mí no me engañes Ambar… yo te conozco como pocos.
Es que esta chica es tan pero tan terca. No puede, yo te juro que no puede. Mirá que como buen Pepe Grillo yo todo el tiempo le recuerdo lo que no tiene que hacer, pero ella no me quiere escuchar. No es que realmente no me oiga, sino que prefiere ignorarme. Ya conoció el pozo, ya saboreó la tristeza de tocar fondo…no piensa que puede estar peor, entonces insiste, total… ¿Qué más da? ¿Qué le hace una mancha más al tigre no?. Es que Ambar se resignó, pero al mismo tiempo sigue sin poder obviar el asunto. Quiere creer que sus excusas baratas de verdad pueden tener fundamento, pero en verdad ella sabe que no hay fundamento alguno.
Pero…ya pudiste salir una vez, querida mía… ¿Por qué volvés? ¿Por qué seguís insistiendo? Ay! Es que no te entiendo chiquita…no entiendo qué esperás…
Pasa que cuando ella quería llorar, parpadeaba para que no se le cayera ni una lagrimita. Ambar no lo abrazaba, cuando le daban ganas, se cruzaba de brazos. Cuando quería darle un beso, cerraba la boca y se quedaba en silencio…no podía hacer nada sospechoso, todos sus movimientos eran calculados, fríos y poco espontáneos.
Sí, Ambar me reconoce que sería todo mucho más fácil si le dijera la verdad. Si por una vez se sacara de adentro todo lo que tiene guardado hace tanto tiempo… pero lo perdería. Ella sabe que lo perdería para siempre.
Sí, yo sé que lo perdería, ¿Pero qué más da? Todo este tiempo sentí sus palabras como un puñal. Él es muy directo, vos lo sabés, el tema es que se pasa de la raya. Yo creo que a veces uno tiene que tener cierta delicadeza, ¿no? sobre todo cuando se trata de amor. Ser frontal está perfecto, pero creo que mucha gente no tiene noción de cómo impactan en el otro las palabras.  Cada vez que yo intentaba enamorarlo, él, se esfumaba de mis manos como humo de chimenea. Yo sé que le gustaba tener mi amor porque lo hacía sentirse especial, lo hacía sentirse bien. Pero hoy ese amor le molesta, hoy ese amor lo saca de quicio. Creo que nunca vi a alguien tan reacio con un sentimiento tan lindo. Pero lo entiendo, debe ser molesto recibir amor de quien no querés. Me cansé Pepe, me cansé de esta situación. Sinceramente no puedo ayudar a alguien que no quiere recibir mi ayuda, basta. Una vez me dijeron que cuando alguien quiere bien, no lastima al otro. Entonces, él me debe querer mal. Y no quiero alguien que me quiera mal, quiero alguien que me quiera bien. No sé si todos los días, ni a cada minuto, mucho menos por todos los segundos del día. Pero sí que me quiera con amor, no con necesidad. Entonces ayer decidí deshacerme del amor que me quedaba por él. No fue fácil, era demasiado grande y no podía meterlo en ningún lado. Me di cuenta que la caja esa que tengo, estaba llena, pero como estaba llena de sus recuerdos, también debía vaciarla, pero esta vez, sacarla de mi casa. Entonces ahora no sólo tenía que deshacerme de mi sentimiento, sino también, de las cosas que me lo recordaban. No fue fácil, todavía no pude. Pero me siento tan aliviada amigo, me siento bien. Estoy tranquila porque sé que hice todo lo que pude y más…aunque por otro lado, no te lo puedo negar, me siento bastante melancólica. Es tan difícil todo…porque yo sé que él no es lo que yo quiero para mí, pero ¿cómo le explico eso al temblor de mis piernas cuando lo veo? ¿O al brillo de mis pupilas cuando lo miro? Es muy tedioso esto, me estoy cansando. Necesito que alguien frene estas cosas porque me voy a volver loca Pepito, yo sé lo que te digo. Me molesta que me saque de mi eje. Me molesta estar tan segura de las cosas y que él con tan sólo mirarme me rompa todos los esquemas…

(Paso del tiempo, llámese días, meses, desamor)

No estoy más enamorada. Es loco, ¿uno se enamora y se desenamora tan fácil? ¿Cómo funciona? Es que el corazón es muy difícil de manejar, ese es el problema. En cuanto siente algo, paff, todo cambia, tu visión cambia, tu estado anímico cambia, hasta los paisajes cambian.

Ambar sonríe, sentada en su computadora, se fuma un cigarrillo y se pone música para volar. Es una rutina que le fascina. Por la madrugada es cuando mejor se siente, saborear el desvelo mientras la ciudad duerme, es algo que desde muy chiquita le gusta. Está feliz, supongo que se trata de su olvido, ¡Ja! Cómo cambia todo, ¿no?, y la gente se pone contentísima cuando logra olvidarse de otra, suena crudo, pero es muchísimo más profundo que eso. Es que después de tanto llanto, tantas noches en vela repasando cada detalle de la historia, tanto desamor, tanta mierda…¿Cómo querés que no esté feliz? ¿Qué otra cosa puede sentir más que…alivio?.
¡Eso es! ¡Alivio, lo que ella sentía! No era necesariamente felicidad, era alivio. Alivio…alivio…alivio…qué bien se siente. No es vacío, no es desgano, no es resignación…era alivio. Se sentía como un globo lleno de aire, muchísimo aire.  Sentía que se había sacado un peso enorme de encima. Un pozo que nunca podía podía evitar, una tentación a la que nunca se podía negar. Un amor que la rompió en mil pedazos.
A veces me cuesta recordar cómo se sentía estar juntos, y eso me preocupa. Sólo sé que cuando duermo con él, hay una cosa que nunca puedo dejar de hacer…y es soltarlo. Eso sí es algo que siempre hice, y lo recuerdo. Su perfume también me trae muchas memorias…ni hablar de ciertas canciones que me sitúan perfectamente en un momento vivido. Pero no recuerdo ni un beso, ni lo que sentía cuando hacíamos el amor. No recuerdo cómo es que él me abrace en ese tiempo. Es decir, sé cómo me abraza ahora, pero no me parece tener deja vues cuando lo hace.
Siento como si después de un cierto quiebre, ya fueramos dos personas nuevamente extrañas. Que no vivimos lo que vivimos, que no sentimos lo que sentimos, que nunca dijimos lo que dijimos.

Me pregunto cómo me habré sentido, como es que habré terminado tan drogada. A veces me parece que en verdad lo único que hice fue ponerlo en una especie de lista negra, como si solamente hubiera bloqueado esa etapa, y no que en verdad me la haya olvidado. Pero es que cuando trato de acordarme…no me pasa nada. Sólo me parece sentir una tormenta de melancolía, los ojos me lloran un poco y el cuerpo se me afloja hasta sentir mucho aplomo. Pero no siento nada. No se me pone la piel de gallina, ni me recorre ningún temblor. No siento ganas de volver a eso ni mucho menos con él. Y no porque ahora sea una rencorosa despechada, sino porque realmente viéndolo desde un punto de vista-ahora-objetivo, no me atrae.  Hay algo que me es extraño, pero resulta que a veces hasta le tengo cierto rechazo. Eso me pasa muy seguido. Antes sólo me pasaba cuando estábamos en algún ámbito social, pero ahora también me pasa cuando estamos a solas. Y no me gusta sentirlo, pero me es imposible evitarlo. De repente me siento tan ajena a él… es como que quisiera irme corriendo del lugar y no volver a verlo más. Y es terrible, porque siento que en cualquier momento lo podría hacer y sería fatal. Por eso me preocupa tanto no recordarlo como lo que era, porque tengo miedo de en verdad olvidarlo. De ir un día caminando por la calle y no reconocerlo. De escuchar su voz y no recordarlo, de mirarlo y no saber quién es. Tengo muchísimo miedo de olvidármelo literalmente, de en verdad un día no quererlo más…"


Continuaremos... 

lunes, 21 de febrero de 2011

Pero te digo amor, que hay que saber cuando parar


Yo se lo dije mil veces, pero él se rehusaba a ver la realidad. Se negaba a reconocer las cosas, hasta que un día le dije :-dale campeón, después de tanto tiempo, dejémonos de hacer los pelotudos.
Y así fue como empecé a largar todo, uno por uno mis pensamientos. Que esto, que aquello, que lo otro. Resulta que el negador en cuestión, no me creía, o bueno, se negaba a hacerlo, pues esa era su principal ocupación: negar. Negaba tanto que  prácticamente me negaba la existencia, no sé qué esperaba. Yo insistía, insistía en que las cosas eran como yo decía.
Cuestión, mi querido lo que seas, que yo para vos soy como una vía de escape. Para vos soy como una droga. Porque sí, los drogadictos quieren a sus drogas, las quieren mucho, pero más que quererlas, las necesitan. Igual que vos a mí. Soy como tu éxtasis. Seguís estando físicamente aca, en tu vida cotidiana, en tu mundo, en tus calles, en tu ciudad...pero tu mente no. Tu mente se va a volar a otro lado, otra galaxia, otro universo, un mundo paralelo. Te acordás de ese mundo paralelo? De ese del que siempre hablamos? Bueno, ahí es donde te vas cuando me ves. Y todo bárbaro señor negador, pero cuando el efecto se va...qué querés que te diga? Qué todo bien? Que tengas buena suerte? Que tengas buena vida? No amigo, yo te digo...que es una reverenda mierda.
Yo te digo que me encanta verte, que vos también sos como una droga para mí. El tema es que a mí me gustaría vivir drogada, y eso es un problemón. Problemón porque no se puede vivir drogada, o si? Bueno, pudimos hacerlo durante mucho tiempo...pero yo te digo...la resaca que deja eso...mama mía, qué bajón.
Qué bajón cuando te vas, loco, qué bajón cuando yo me quedo en ese inframundo y vos te volvés a la casa con el perro, la novia y el jardín bien cuidado. Qué cagada cuando yo me quiero quedar y vos te querés ir. Qué vacío que siento, qué sensación espantosa de soledad- no querida- que me deja.
Pero volviendo-porque sabés cómo me gusta divagar-a vos te parece lindo esto? Te parece algo copado, algo con sentido? No te parece que habría que decir las cosas como son? No te parece que Sprite tiene la razón en algún punto, macho? Me encantaría que me digas: Sí Tatiana, la verdad es que sí, qué querés que te diga?-Pero no, no me lo decís. Porque a vos te encanta jugar al juego denominado “Darvueltalascosaseirmealamierdaytratartedeloca”. Pero yo me cansé, porque como diría el Piti, hay que saber cuando parar.
Pero vos volvés, y la puta que te parió. Y volvés y me decís que me extrañás, y yo te repito genio del universo...vos me extrañas porque extrañás ese éxtasis, no porque extrañes mi risa, mis ojos, o el lunar que tengo en el labio. No extrañás que yo te cuente mi proyecto de vida, ni extrañás mis silencios. Vos extrañás tu bienestar, te extrañás a vos. Extrañás la paz que vos mismo te sabés generar al lado mío. Entonces, qué vengo a ser yo? Me explicás dentro de todo lo que no soy, qué es lo que sí sé ser?.
Ay ay ay...qué difícil que te ponés eh! Qué terco que sos a veces cuando tenés la verdad ante tus ojos y no te das cuenta que sólo quiero ayudarte a que puedas volver a esa casa con jardín y ama de casa perfecta que tenés. Que sólo quiero liberarte, que te liberes, que estés si querés estar, y no sólo porque sea una necesidad fisiológica. Quiero que me quieras, no que me necesites. Quiero que ME extrañes, no que TE extrañes. Quiero que te quedes el tiempo que quieras quedarte, y que te vayas cuando te quieras ir, no cuando te sientas lo suficientemente drogado como para tirar un tiempo más.
Quiero que me pidas que me quede. Quiero que por una vez en la puta vida algo no te de lo mismo che. Porque a nadie le da lo mismo nada. A mi no me da lo mismo un flan de dulce de leche o unas frutillas con crema. Qué es eso? Mirá si no voy a saber elegir!.
Quiero que no te de lo mismo si estoy, si no estoy, si es mejor para mí o peor para vos. Quiero que me pidas que me quede. Quiero quedarme porque vos también querés, no quiero estar en tu vida porque ya soy como esos jarrones viejos que ya nadie quiere pero que siguen estando en la casa a modo de decoración como para no perder la costumbre o para no despojarse de él porque en algún momento significó algo.
Pero sos tan terco, tan negador...estás tan perdido mi querido Watson.
Por eso te digo, que yo también te supermegaarchiquiero, que yo también te extraño, pero que no te necesito, que simplemente te quiero. Te cuento a modo de ayuda, que nunca vamos a volver a ser esos dos que supimos ser. Que puede ser que yo para vos siga siendo ese escape como me decís siempre, ese mechupaunhuevotodo cuando te veo, ese silencio feliz, esa loca de mierda que por algo querés. Pero para mí vos ya no sos lo que eras, tu rol en la obra ya cambió como cientos de veces en el camino, y me doy cuenta, al fin, que no te elijo más. Que no te elijo más porque si te eligiera, estaría todo el tiempo queriendo volverte a ser lo que eras, volvernos a ser lo que eramos, y no funcionan así las cosas. Que caigo en la cuenta de que todo este tiempo estuve extrañando a una persona que hace  meses que ya no existe, que durante todo este tiempo, estuve extrañando un vínculo que se rompió en el preciso momento en el que me dejaste de ver como algo que querés, por algo que necesitás.

domingo, 9 de enero de 2011

Que la inocencia nos proteja, ahora que todo es más perverso.

Los chicos se pelean y se amigan como si fuera algo rutinario. No existe un enojo que dure más de 5 minutos. Viene una nena, me dice que otra no le quiere prestar un juguete, entonces intervengo, les digo que hay que compartir, y se van a jugar a juntas. Viene un nene, me dice que otro le pegó, le digo que por favor le pida perdón, lo hace, y se dan un abrazo. Los chicos, se gritan y se vuelven a amigar casi al instante.
Con  nosotros pasaba algo parecido. Nos matábamos, yo lloraba, vos te ibas, y a los 5 minutos ya te estaba llamando para decirte que no hagamos más eso, que no quería que nos peleemos más. Decíamos que ya no daba para más y al otro día ya estábamos yendo al cine de nuevo. Nos despedíamos y nos reencontrábamos casi como si fuera un juego.
Entonces...será que somos como chicos con un amor grande o será que somos grandes con un amor inmaduro? .
Lo que pasa es que...vos y yo siempre tuvimos tanto miedo a crecer...y eso quizás fue lo que hizo que nuestro amor tampoco madure. Nos quedamos ahí, en esa travesura infantil.
Supongo que por algo a los dos nos gusta tanto trabajar con chicos. Nos enternece hasta el más ridículo enojo y nos llena como nada el más tierno abrazo.
Pero cuando un chico se encula, te dice: “No te quiero más”, y sabemos que no es verdad. Los chicos se enojan y se desenojan con la misma facilidad, y es algo válido y normal para la edad. Pero en nosotros...en la gente grande...eso se traduce a ciclotimia.
Pero el tema es que nuestros enojos pasan por otro lado, y hay cosas que no se pueden remediar por más intentos que hagamos y por más reconciliaciones que pretendamos.
Por eso te explico, yo no soy ciclotímica. No pienses eso cuando te digo que es mejor dejar las cosas así y que te vayas, pero después te llamo para pedirte que vuelvas.
Lo que pasa, es que a pesar de no actuar como tales, sé muy bien que no somos más chicos. Sé muy bien que un “No te quiero más” es un NO-TE-QUIERO-MÁS. Sé perfectamente la consecuencia que sucede al NO FUNCIONA, CORTÉMOSLA ACA.
Entonces...no te confundas, no es histeria, es miedo, es pánico. Pánico de que un día vos crezcas y yo no. O que yo crezca y vos no lo hagas. Me espanta la idea de que algún día tengamos que tomar esas palabras en serio. Quizás por eso seguimos jugando a despedirnos y reencontrarnos, a odiarnos y a querernos. 
Tal vez... tengamos terror a que de verdad nuestras palabras crezcan y nuestros actos maduren, a tener que tomar decisiones determinantes y hagamos lo que tendríamos que haber hecho hace tiempo...que es dejarnos ir.

[Poder decir adiós, es crecer.]






miércoles, 5 de enero de 2011

Te prometo...ok, perdón.


Resulta que el otro día en el jardín, pasó que una nena de repente se enojó y se puso a llorar. No quería decirme qué le pasaba, y cuando mi compañera le preguntó, ella le dijo: “Lo que pasa es que ella (por mí) dijo que ibamos a ir a la pileta y no fuimos, me mintió”
Realmente me sentí muy mal. Había faltado a mi palabra y ella estaba sumamente angustiada por eso.
Trabajando con chicos me dí cuenta de muchas cosas, entre ellas, con este tipo de situaciones, me encontré con cuánto verdaderamente vale la palabra de una persona.
Tali se puso mal porque yo, la había decepcionado, había roto una promesa.
A veces uno dice cosas y después no las hace, sobre todo con los chicos, porque en realidad lo hacemos más que nada para “zafar” rápidamente de una situación.
Pero nuestra palabra vale, y vale mucho. Vale porque es un pacto. Nuestra palabra vale, porque es lo que tenemos como prueba de lo que vamos a hacer.
El otro día mi papá me dijo que después de ir a buscar a mis hermanos ibamos a pasar por McDonald's, y al final no fuimos. Yo le dije que puesto que me dijo que lo haríamos, creía que tendría que cumplir con eso. Mi mamá me contestó: “No seas caprichosa, una cosa es una nena chiquita que no le podés decir algo y no hacerlo, pero vos ya sos grande”.
Bueno sí, convengamos que ya tengo 21 años, pero creo que el valor de la palabra no cambia según la edad, sino que vale lo mismo en cualquier etapa y situación, hasta para una boludes como esa.
“Las palabras se las lleva el viento...” ¿? Yo creo que no, a menos que quieras quebrar ese pacto que hiciste al decir esas palabras, a menos que las hayas dicho por decir, y no porque verdaderamente las hayas sentido cuando las dijiste.
Pero repito, la palabra de una persona vale muchísimo, o al menos para mí.
Por eso una de las cosas que más me duele que los demás me hagan, es que falten a su palabra.
Sabés cuántas veces me dijiste que me ibas a llamar y no me llamaste? O que nos ibamos a ver y no apareciste? Y eso que vos sabés que en cuanto me confirmás algo, para mí es palabra santa eh. Pero hacés y deshacés promesas a tu gusto, jugás con tus palabras como si fuera un crucigrama. Y después claro, lo arreglás con otra palabra: Perdón.
Y cómo me saca la palabra “perdón” cuando no hay remo con que llevarla...

“La gente actúa con total liviandad, total haga la barbaridad que haga después te pide perdón y listo. Si, te ahorro, puedo ser un bicho raro, pero para mí ‘nos vemos’ es ‘nos vemos’, ‘ te llamo’ es ‘te llamo’, ‘te quiero’ es ‘te quiero’. Si yo digo que voy a estar ahí vos sabes que voy a estar ahí. Ahora cuando alguien me dice a mí que va a estar ahí lo dudo, porque se perdió el valor de la palabra. Te pueden fallar total después vienen, te piden perdón, y ya está, así de fácil.
Pedir perdón no debería tomarse con tanta liviandad. El castigo precede al crimen decía Dostoievski, porque uno antes de cometer el crimen sabe el dolor que generará y asume la culpa. Esa culpa es el castigo ¿y uno pretende redimir esa culpa con un simple perdón?
Un perdón no puede reparar lo que hicimos mal. Para pedir perdón antes hay que estar dispuesto a reparar. ¿De qué sirve pedir perdón cuando no hay manera de reparar lo que hiciste mal?
Cuando no nos perdonan nos obligan a vivir con nuestro error, con nuestra culpa. Cuando no nos perdonan nos obligan a hacernos cargo de lo que hacemos. Un simple perdón no puede borrar el dolor que se causó.
Pedir perdón es poner una curita en una herida abierta que nosotros mismos provocamos. Insuficiente y a destiempo. Recién cuando nos hacemos responsables de lo que hacemos, ahí se puede empezar a construir algo distinto.
Suplicando a los gritos, de rodillas, implorando en todos los idiomas, pedir perdón no alcanza, no repara, no alivia si no nos hacemos responsables de nuestras acciones.
Cuando no nos perdonan nos obligan a vivir con nuestro error, con nuestra culpa. Porque un simple perdón no pude borrar el dolor.
Hay cosas imperdonables aunque se pida perdón en todos los idiomas.”

Y así es. Yo también seré un bicho raro entonces, lo asumo y lo llevo con orgullo. Porque creo en la palabra, creo en que es una herramienta hasta de doble filo. Porque...cuánto nos cambia una palabrita no? Un o un NO pueden cambiar una situación rotundamente. Es aceptar o no aceptar algo, mediante una simple respuesta, mediante un simple enganche de letras. Cuando te dije que te iba a querer toda mi vida, te lo dije en serio, te lo digo en serio. Cuando te digo que voy a estar siempre, lo digo de verdad. Cuando digo que no me importa dónde estemos, dónde terminemos, dónde hayamos quedado o dónde vayamos a quedar, realmente lo siento así. Si te digo que siempre vamos a estar unidos y que nunca pero nunca me voy a olvidar de vos, te lo digo porque tengo la certeza de que así va a ser. Por eso, cuando nos prometimos eso y después de un tiempo vos me dijiste que en algún momento sentiste que ya no nos unía nada...me mató. Porque faltaste a tu palabra, porque rompiste ese pacto, y así, rompiste una parte mía, una parte...nuestra.


Por eso te pido, que la próxima vez, no me digas nada a menos que tengas la seguridad de que vas a poder cumplirlo. Y te pido, por sobre todas las cosas, que si alguna vez me tenés que volver a pedir perdón, lo hagas cosiéndome puntos en la herida, no poniéndole una vendita que a las 2 horas se me va a despegar.

domingo, 2 de enero de 2011

Qué bien que estás Kaplan

Qué genial darme cuenta que ya no quiero un novio sólo porque quiero ir al cine y comprar el combo pareja con alguien que no sea Pepa. Además, porque en verano y más con este calor, la cucharita pierde el sentido osea que ya no garpa tanto.
Llegué a la conclusión de que me quiero volver loca por alguien, quiero gustar de un pibe. Qué quiero decir con gustar? Que me encante para ir a tomar una cerveza a una terracita, tener esas charlas de la vida donde así como te ponés serio de repente te empezás a cagar de risa, que sea más un amigo que te caliente que una calentura que quieras hacer amigo.
Porque el tema con alguien que sólo te calienta, es que cuando no lo conocés tanto, está todo piola “Hola qué tal nos vemos? Sí dale, pum! Garche, (charlemos un toque para disimular), chau chau adiós”. Pero a medida que va pasando el tiempo y lo vas viendo más seguido en situaciones sociales y lo vas conociendo más...ponele que no te cabe su personalidad...chau, a la mierda, se te va la calentura con la misma rapidez con la que te llegó. Entonces...garpa menos que submarino bajo el sol. Y vos le tratás de poner onda porque sabés que tenés menos chongos que Malparida raiting...pero no va. Y fue, seguís así sin ponerla durante un mes y medio más y tus amigas empiezan a notarlo y se cagan de risa de vos porque es muy evidente tu falta de sexo “cómo se nota que te falta primavera!!” HIJA DE PUTA OJALÁ QUE A TU NOVIO NO SE LE PARE NUNCA MÁS.
Entonces un día te encontrás con que tenés la casa sola pero ni el sodero te quiere visitar, aunque quizás algún “ex algo” que tenés por ahí, guste de pasar a saludarte. Y claro, invitás a ese que te sigue volviendo loca, que te rompe el corazón (como si pudiera romperlo más) cada vez que se va, que es consciente de que para vos es como tu ídolo y le encaaaaaaaaaaaanta saberlo, y que ya le prometiste dejar de hablarle como mil millones de veces. Y de repente llega, y sigue igual que siempre chateando por ese blackberry de mierda que tiene (y que vos te compraste uno por él, dejate de joder) y vos seguís queriendo tirárselo al piso y romperlo en mil pedazos, pero te hacés la pelotuda y mirás al techo. Cuando la situación se puso más onda “bueno, quizás ahora me de un beso”  ya el pibe se tiene que ir y vos te quedaste peor que antes. PERO MOMENTO! Te dice que se olvidó algo en tu casa y va a tener que volver (vos ya estás tirando fuegos artificiales al techo)... hasta que te cuenta que lo que se olvidó es un hornito que necesita porque mañana se va con su novia al norte.
LA CONCHA DE TU MAAAAAAAAADRE CHABÓOOOOOOOOOON!!!




Eso es bonus track.

sábado, 1 de enero de 2011

Uno en un millón

Hoy te quiero decir GRACIAS. Un gracias con todas las letras. G.R.A.C.I.A.S.
Un gracias con MUCHAS gracias.
Porque me diste vuelta el mundo, para mejor. Me sacaste de mi propio eje, me hiciste dar vueltas en el aire y me hiciste conocer otro lado de las cosas.
Me contaste historias donde el amor no equivalía a ramos de flores ni chocolates en San Valentín, como todas las películas me hacían creer. Me regalaste cuentos donde hasta un paquete de Nerds a la salida de una visita al médico, era sinónimo de afecto y dulzura.
Relatos donde ir de la mano no hacía falta, si igual caminábamos juntos. Novelas en las que no importaba el cuándo ni el dónde ni la salida perfecta, sino que una caminata por Puerto Madero o por Villa del Parque eran lugares igual de perfectos. El sushi de Dashi o el Bacon de McDonald’s sabían igual de ricos. Las 6 de la tarde o la 1 de la mañana era lo mismo, si la felicidad que me daba verte no tenía horario ni tiempo. Las cartas o los mails daban igual, si total con una mirada nos decíamos todo. Aprendimos, que se puede reír con todo el cuerpo.
Te digo gracias, por dejarte querer.
Gracias, porque no me importa dónde ni cómo terminemos (o volvamos a empezar, quién sabe), me cambiaste la vida.


[No me importa dónde hayamos quedado, dónde fuimos, dónde vayamos, dónde estemos...]


Feliz año nuevo flaquito, te quiero mucho. Queda publicado.




Supongo que esta canción...ya es más mía que tuya.


martes, 21 de diciembre de 2010

¿Qué carajo es el amor?


Yo no sé qué carajo será el amor. Leí montones de definiciones, escuché miles de amigos dar su veredicto...desde la explicación más matemática hasta la más liberal de todas, hasta llego a creer que el Piti es el que más la pegó.
No sé si lo que siento por vos es amor...pero si querer levantarme con vos todas las mañanas, si verte sonreír me hace feliz y escuchar tus carcajadas le pone música a mis días, si poder putearte sin adornos, si quererte tanto, si con una mirada te entiendo todo, si puedo llorar con vos hasta desagotarme o reírme hasta que me duela la panza, si querer regalarte el mundo si pudiera, si no necesitamos cursilerías para demostrar que nos queremos de verdad ni vernos para saber que estamos, si con vos puedo ser yo y vos podés ser vos, si tu voz me tranquiliza, si seguir produciéndome como el primer día cada vez que te voy a ver o vestir ese short de pijama que tanto odiás, si verte jugar con Valentina me encanta, si pienso que sos hermoso en todas tus formas, si puedo decirte que sos un hijo de puta cuando realmente te portás como tal, si amo verte dormir y abrazarte todo todo, si con sólo verte o escucharte se me eriza la piel, si a mi alrededor suenan bombos y platillos por cada segundo que te quedás más de la cuenta, si no me importa dónde estuvimos si a fin de cuentas siempre nos volvemos a encontrar y al final de la historia quiero que sólo quedemos vos y yo, si tantas cosas...si...si...si...si eso es estar enamorada...estoy hasta las pelotas. 



Ahora bien, si te jode tanto mi amor, si realmente tu cuerpo va a reaccionar cual alérgico al mismo, si me vas a esquivar con : “Vos sabés cómo son las cosas...” cada vez que te lo cuento, si vas a seguir dándome tiempos compartidos y no una estadía completa, y si de verdad, pero de verdad eh, no querés que después de un año de hacerlo, te siga queriendo conquistar al menos por un rato...voy a tener que guardarte en esa caja que vos bien conocés. Pero no como las veces anteriores eh, sino que esta vez la caja va directo a Fedex con destino desconocido para que yo no sepa dónde mierda fuiste a parar. Porque la verdad es que ya me está volviendo loca (más) que me la hagas abrir de vez en cuando para volverla a cerrar a las 2 horas.

Qué voy a guardar? Vos ya sabés...uff...si sabés.